Bárbara Fernández ha vuelto en Otoño.-



El último libro de Bárbara Fernández, En Otoño también amanece,  desarrolla, de manera muy plástica, cargado de fina ironía para no escurrirse por lo más fatal de la existencia, una idea que ha sido una constante a lo largo de la historia del pensamiento desde la Metafísica de Aristóteles: “El ya, pero todavía no”. Una idea poderosa que la autora  convierte en el hilo conductor de los quince relatos que conforman el libro.  
Agustina, la protagonista de todos ellos, es una mujer madura, que no cae en el error de sepultarse, ni considerar que lo que le queda de vida puede ser una última oportunidad de recuperar la juventud, ni siquiera de vivir aquello que no vivió de joven, aunque se jubile para poder viajar todo lo que antes no pudo. No se trata de enmendar lo que se es, que eso es imposible, sino de seguir siendo donde casi todo es aún posible, menos para su marido.  Sus propios hijos y todo su entorno social se encargan de recordarle que ya ha sido, que es vieja (mayor), y tratan e inmovilizarla en su tiempo. Pero ella se empeña en dejar patente que ser mayor significa también, que, a pesar de haber sido, se sigue siendo. Que lo que se ha sido está ahí, pero todavía se es, y es tan importante el ser todavía y su plenitud, como el pasado, el haber sido. Que el “Ya”, solo lo declara la muerte, y Agustina quiere ser y será inmortal mientras viva.
Bárbara Fernández propone en su colección de relatos que no hay una forma preconcebida de ser mayor. Que lo permisible es un logro incontestable y que cabe involucrarse al máximo en el “todavía no” poniendo en funcionamiento todas las posibilidades. Las historias de Agustina se construyen sobre sus recuerdos para ir conformando un puzle que siempre será incompleto mientras siga nutriéndose de sus necesidades, de sus deseos, de sus esperanzas y de sus pasiones, en el que el azar es un elemento más de la construcción.  La autora no ha querido ponerse límites dejando de explorar el aspecto más carnal de la condición humana, más bien al contrario, lo ha dejado claramente abierto al utilizar con elegancia, como una metáfora más allá de lo literario incluso, el recurso al “picardías” de la protagonista. Agustina vuelve de cada aventura sin estrenarlo, aunque deseos y oportunidades no le han faltado. Abrir esa ventana como Bárbara lo hace es el guiño más inteligente que tiene para todos sus posibles lectores, incluso para aquel segmento muy determinado entre los que hubiera querido contar con su consideración más virtuosa. Existe, debe existir, para el viejo, a pesar de todo, ese mundo fabuloso que le da mayor sentido al “todavía no”, mientras cae la tarde.
En Otoño también amanece está escrito de una manera tan ágil que, no sólo facilita una lectura ávida, sino que el propio ritmo de las palabras lleva al lector a dejarse deslizar con suavidad hasta su punto final. Un relato lleva a otro sin solución de continuidad y el lector se queda con  cierto anhelo de más historias. Es un libro escrito con un estilo sencillo, perfilado y muy coloquial. Tiene una portada atractiva, acorde con el contenido de la obra, e induce a la compra y, por supuesto sin duda, a la curiosidad de los asiduos a los mostradores de las librerías. Su prólogo, de Fernando Clemot,  a mayor abundamiento, es como un foco que llama poderosamente la atención sobre título tan sugerente.
© jcll. Preludio. Noviembre 2012. 

7 comentarios:

  1. GRACIAS. Has hecho una mágnifica reseña de mi libro y has sabido captar perfectamente la esencia de lo que he querído contar con la historía de Agustina. Creo que a muchos podrá parecerle que ese trozo de vida de la persona mayor es solo un divertimento pero tú has entrado en lo profundo de lo relatado. Se nota que eres un buen lector además de un magnifico escritor.
    Gracias otra vez por dedicar tu tiempo y esas preciosas palabras a "En otoño también amanece"
    Un fuerte abrazo
    Bárbara

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  2. Muy, muy buena reseña! felicidades!

    Un abrazo de la madre de la nieta.

    María del Mar

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  3. Que bonito... y que belleza!!! que envidia no poder expresar con palabras lo que uno siente...
    Felicidades a Bárbara una vez mas por tanta lectura que nos regala y tantos momentos que nos enseña... y felicidades Preludio por haber resumido de una manera tan bella una historia tan bonita...

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  4. No hay nada que agradecer, Bárbara. Haber leido En el Otoño también amanece ha sido para mi un regalo, un puro goce. Es de esos libros que al terminarlos de leer, pasas la mano agradecida por su cubierta, y se te queda la mirada perdida en la memoria de lo que acabas de leer. Luego sonries y piensas bendita pluma que ha sabido transmitir al papel emociones que te aflojan el alma. De ahi a escribir la reseña ha supuesto aumentar el momento de ese gozo, sacarlo a la luz para que todos los sepan. Enhorabuena y gracias a ti.

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  5. María del Mar. Gracias a ti por tu comentario. Qué afortunadas debéis sentiros por ser la hija de una yaya escritora que sabe escribir historias tan bonitas y que serán eternas para su nieta, tu hija.
    Un abrazo.

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  6. A JOtaGe. Muy agradecido por comentario tan expresivo. No ha sido difícil,las historias de Bárbara lo ponen sencillo.

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  7. Magnífica reseña, Preludio, estoy completamente de acuerdo contigo.
    Saludos.

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